EL JUEGO COMO MÉTODO PEDAGÓGICO
Nos acordamos de cuando éramos pequeños o pequeñas.
Tal vez ya entonces teníamos muchas responsabilidades, las responsabilidades
propias de nuestra edad, de nuestro tamaño y de nuestras fuerzas?
Pero, ¿no es cierto que siempre encontrábamos
tiempo para jugar?
Y que la pasábamos muy bien solos o acompañados de
nuestros amigos. Seguramente si en este
tiempo nos preguntaran que nos gustaría más, responderíamos sin pensar por
mucho tiempo que jugar , porque jugar era la felicidad.
Sobre el juego
existen dos tendencias que nos pueden ayudar a comprender el juego.
1. Tendencia
segmentalista
En esta tendencia
se separa totalmente el tiempo de trabajo y el tiempo libre. Según las
personas que creen en esta teoría, cada tiempo es independiente y se debe
tratar por separado.
2. Tendencia
complementarista
Los que creen en esta tendencia piensan que es
irreal hacer una separación entre tiempo libre y trabajo, ya que estos tiempos
se complementan, y es el tiempo, en general, del hombre.
A este tiempo general se le llama tiempo
SOCIAL. Este tiempo está determinado por
situaciones histórico-concretas de cada
modelo social.
Trabajo y tiempo libre se integran porque los dos
son parte del tiempo productivo de una persona.
El juego ayuda a:
DINAMIZAR: el
individuo se involucra en la actividad, participa, se pone en movimiento.
VIVENCIAR: esto
significa que el individuo al participar experimenta actitudes, sentimientos,
emociones e ideas que los ayuda a comprender mejor lo que hace en la vida
diaria.
INTERACTUAR,
COMUNICARASE: el individuo dialoga, habla, se mueve, se toca y estas son
maneras de comunicarse y de conocerse
más a sí mismo y a otros.
REFLEXIONAR: existen
muchos juegos que su único fin es experimentar la diversión y alegría del
juego.
Otros permiten
analizar conductas, actitudes o sentimientos, y ayudan a pensar y discutir.
“sólo juega el hombre cuando es hombre en todo el sentido de la palabra y es
plenamente hombre sólo cuando juega”.
Schiller.
El líder del juego
Para
que el juego sea una verdadera
experiencia educativa es necesario que quien dirija los juegos tenga ciertas
características:
1.
Actitud positiva.
Con esto
nos referimos a varias cosas.
Entre
las más importantes:
v Realizar la actividad
con amor y entusiasmo.
v Ser respetuosos.
v Evitar castigos y
competitividad. Ayudar a que exista solidaridad y cooperación.
v Seguridad: nos
sentimos seguros si tenemos un conocimiento profundo de lo que transmitimos y
convicción de vuestros valores.
v Aplomo: fuerza de
presencia en nuestra actitud frente al grupo: firmeza en la posición del
cuerpo; vigor en la mirada y en el gesto.
v Confianza en sí
mismo.
2.
La palabra:
Debe ser cálida, correcta,
modulada “invitadora”. Es importante utilizar siempre la primera persona del
plural (“nosotros”). Esto es importante porque las personas se sienten mejores
y participan más si decimos “vamos a hacer” que “hagan”
3.
El gesto:
Debe ser siempre cordial,
amable, esto incluye mantenernos sonrientes y el gesto de la cara debe ir
acorde a esa sonrisa.
Recordemos que un gesto es más
elocuente que las palabras; nuestra mirada debe dirigirse hacia todos y a cada
persona alternativamente.
4.
El movimiento:
Nuestro cuerpo, nuestros brazos
y nuestras manos pueden acompañar a la actitud positiva con gestos seguros y
firmes.
Por ejemplo, la movilidad de las
manos puede transmitir inseguridad. Otras posiciones de
nuestro cuerpo como agacharnos junto a un grupo de niños, sentarnos sobre los
escritorios del aula, etc. Puede ayudar a romper el hielo y hacer sentir más
cómodo al grupo.
Los
tipos de juego
1.
Gimnástico y fisiológico.
Son juegos en los que se ponen
en juego capacidades físicas y/o atléticas.
2.
Juego de habilidad.
En este tipo de juego se ejercitan
destrezas especiales que van desde manipulación hasta formas sencillas de
puntería, construcciones.
3.
Juegos de ejercitación de la voluntad.
Estamos condicionados
instintivamente para responder a ciertos estímulos. Por ejemplo, cuando olemos
comida (estimulo) sentimos hambre (respuesta iniciativa).
Estos juegos se tratan de que la
persona supere lo instintivo por medio de la voluntad. Por ejemplo, en la
pronunciación de ciertas palabras habituales, en la risa, etc.
4.
Juegos de ejercitación sensorial.
Son juegos en los que se
ejercitan los sentidos, o sea, el oído, el olfato, el gusto, el tacto, la
vista, la memoria, la observación.
5.
Juegos cooperativos.
Son juegos en los que todos
participan y se fomenta la solidaridad. Esto elimina la competencia y no hay
ganadores o perdedores.
6.
Juegos de presentación o mímica.
Ponen en juego la expresión por
medio del cuerpo. Por ejemplo, se imitan acciones o gestos.
7.
Juegos intelectuales de ingenio.
En estos se necesita tener
ciertos conocimientos o ser creativos para solucionar ciertos problemas.
8.
Juegos de chasco o humor.
Son juegos que provocan risa en
los participantes. Sirve especialmente para relajar.
9.
Juegos de reacción y atención.
Ponen en práctica la velocidad
para responder a ciertas situaciones y obligan a una constante atención para no
cometer errores.
10.
Juegos de iniciación expresiva artística.
Son juegos en los que se utiliza
expresiones tales como dibujos, pinturas, cantos, modelando, etc., de manera
colectiva.
11.
Juegos de azar.
Estos juegos pueden ayudar a
practicar la expresividad o el toque emocional. Como su nombre indica, son
juegos en que tiene que ver la suerte, son muy espontáneos.